martes, 2 de noviembre de 2010

EL LADO MORBOSO DEL PESTUCISMO

SEXO SIN AMOR

Ráfagas de placer sacudían su cuerpo como titánicas olas golpeando violentamente las rocas en plena tempestad. El arrítmico roce del cuerpo de su amante le sumía en un estado cercano al delirio. Sus sudores se convirtieron en un solo sudor, sus respiraciones en un impuro torrente de satisfacción. Los dedos de sus pies se convulsionaban estrangulando el aire. Notaba cada nueva envestida del sexo de su acompañante como una puñalada desgarrando su vientre. Intentaba abrir los ojos ambicionando reconocer el rostro de aquel que le hacía rozar el abismo del gozo. Pero el atroz éxtasis en el que estaba sumida no  le permitía controlar ni un solo músculo. De repente todo cesó, solo escuchaba su acelerada respiración. Su amante se había evaporado y con él desapareció la placentera sensación que le habían hecho rozar las quimeras del vicio. Y desnuda sobre la cama se descubrió al borde del abismo de soledad al que le arrastraba el sexo sin amor.

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